Tambien podríamos destacar la teoría en el siglo XIX por parte de científicos que defendían que la calzada de los gigantes, podía ser resto de un antiguo bosque de bambúes petrificado, aunque más tarde esta teoría fue abandonada.
Hasta finales de este mismo siglo, el aislamiento de la costa de Antrim impidió que la gente, a excepción de algunos valientes, pudiera conocer este bello lugar. Esto se prolongó hasta el año 1883, cuando se puso en servicio un pequeño tren que llevaba hasta la calzada. Así, hoy en día la calzada de los gigantes se ha convertido en una escursión más para los que viven cerca de ella o en un viaje extraordinario para los que se encuentran más alejados.